
En muchos casos los seres humanos actuamos por imitación, o sea, ajustamos nuestro comportamiento por imitación al comportamiento de algún referente social.
Esta actitud por cierto no siempre es negativa, muy por el contrario, ella generalmente es enriquecedora, y en muchos casos ella potencia, ella amplifica, ella moderniza.
Pero cuidado, ciertas veces, por esnobismo, por sentirse diferente, por pretender ser vanguardia, por pretender parecer un soñador o un romántico, o por pretender embanderarse con una causa que a veces ni siquiera se comprende bien, también se puede llegar a imitar la violencia y el desorden, y también se puede tomar como objetivo la destrucción del orden instituido, como si eso sirviera para algo.
Seamos razonables y sensatos, imitemos lo que realmente merece ser imitado, pero por favor, no imitemos la violencia y no incitemos al desorden, pues en líneas generales eso no suele servir para nada sino todo lo contrario, pues en líneas generales eso suele perjudicar a mucha gente y beneficiar solamente a unos pocos.
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